Mi propio cacao con leche

Durante muchos años, fui consumidor diario de las marcas habituales de polvitos para la leche. Como muchos otros, encontraba que la principal ventaja del Nesquick frente al clásico Cola-Cao era su mejor solubilidad. Pero ora uno, ora el otro, los polvitos para la leche hicieron mi felicidad matinal (y a veces vespertina) durante años.

Sin embargo, nada es para siempre y dos cosas hicieron que decidiera separar mi camino de estos clásicos productos:

  • Cuando Javier Ferrero, a la sazón presidente de Nutrexpa, entonces propietaria de Cola-Cao, se personó en una manifestación indepe, le puse la X. Siempre he defendido que generalizar es peligroso, y que hay pocas cosas tan estúpidas como el boicot a los productos catalanes. Pero si el pato macho hace alarde de tamaña estulticia, poco queda por decir: Adéu, Cola-Cao. Por cierto, que hace pocos meses, Idilia Foods (actual propietaria de Cola-Cao, procedente de la escisión de Nutrexpa y precisamente la parte que se quedó la familia Ferrero) dijo que Adéu inestabilidad y se fue a Valencia. Coherencia ante todo, tú.
  • Más valiendo tarde que nunca, he observado que la composición de los polvitos de los amores de mi paladar incluye ingentes cantidades de azúcar refinado. No es que le esté haciendo la guerra al azúcar; simplemente, he ido adquiriendo conciencia de la cantidad exagerada y perjudicial de azúcar que se ha ido colando poco a poco en la dieta, y me he decidido a moderar su consumo.

Así que me he decidido a hacer mi propia receta de aditivos para la leche. Tengo que decir, ante todo, que ningún nutricionista la ha revisado y confirmado si efectivamente es mejor que los clásicos botes; o sea, que es perfectamente posible que sea peor. Pero lo que me importa es que la puedo variar según vaya recopilando datos en la nube de ruido que es la información generalista sobre nutrición (¿no lo es la información sobre cualquier cosa para alguien que no sea experto en ella?). Así que, confiado en que serán un pelo más sanos, si no ahora, andando el tiempo, esto es lo que hago ahora.

Uso como materia base caco en polvo desgrasado. Esto lo vende Valor en botes de cuarto o cuarto y mitad. Maravilloso: Solo cacao en polvo sin su grasa. Ni un solo aditivo.

Me preparo el bote de cacao. Tal como viene, solamente tengo que incorporarle vainilla. Para ello,extraigo la esencia de un par de vainas de vainilla, que venden en los supermercados. Con un cuchillo de cocina, se abren en canal y con la punta se rasca el interior. Esta esencia la echo directamente al bote de cacao, y luego lo agito un ratito. Recomiendo agitarlo con la tapa cerrada.

Cuando me voy a preparar una taza, solamente necesito el bote de polvitos, la miel y la leche.

La primera en la frente: Media cucharada de miel en la taza. Sí, tiene que ser algo dulce, la estevia que he probado hasta la fecha tiene un sabor poco agraciado, aborrezco el aspartamo, la sacarina no parece mucho mejor… Y al menos, con la miel puedo controlar la dosis.

Una cucharada del cacao en polvo desgrasado que hemos preparado previamente.

Agitar mientras se añade leche lentamente, y calentar en el microondas al gusto.

Un timbre de puerta por Telegram

En mi inagotable afán de hacer complicado lo fácil, e imposible lo complicado, se me ha ocurrido que será utilísimo tener un timbre de puerta que, además de hacer algún soniquete a lo tradicional, avise por Telegram.

Aunque unas primeras búsquedas por san Google parecen indicar que conectar con Telegram para largar un mensaje es algo complicado, nada más lejos de la realidad. De hecho, es la simplicidad misma, y basta un programita de cuatro líneas.

Lo primero que necesitamos es un bot. Esto se hace hablando con el BotFather. A cambio del comando /newbot y responder a dos sencillas preguntas, nos suministará un token para acceder a la API.

Por otra parte, el timbre tiene que ser reconocible como tal y, para ello, nada mejor que instalar un pulsador como los de toda la vida. Ninguna norma dice que un pulsador que se hizo para 230V no pueda funcionar a 3 y un poquito. He cableado este pulsador entre los pines GND y 18 del conector GPIO. ¿Y por qué el 18? Bueno, ¿y por qué no?. Está cerca de GND y así puedo usar una sola carcasa de conector para los dos.

Total, que solo falta un programita que vigile el pin 18 y, si cambia de estado, largue un Telegram.

Paradójicamente, de esto lo complicado es largar el Telegram, y solo por un motivo: Para hacerlo, hay que encontrar el identificador de nuestra cuenta, de nuestro grupo o de dondequiera que sea que queramos mandar las notificaciones. Esto, que parece una chorrada, resulta tan enrevesado de hacer con la propia API que existe un bot, llamado get id, cuyo propósito en la vida es solamente obtener estos identificadores.

Total, que ya lo tenemos todo. Y este es un programita, con datos evidentemente ficticios, que funciona sin más problema que poner los reales y tener instalado Python 3 y las librerías adecuadas:

#!/usr/bin/python3

# Datos averiguados gracias a get_id:
# Hello tumismo
# Your Chat ID = xyzt
# User Name = gniapas238

# Your group Chat ID : -abcde
# Title : Casa

import RPi.GPIO as GPIO
import time
import requests
import logging
import json

telegramToken='el token va aqui'
telegramAPI = "https://api.telegram.org/bot{}/".format(telegramToken)

def mensajear():
 url = telegramAPI + "sendMessage?text={}&chat_id={}".format('Llaman a la puerta', '-abcde')
 resultado=requests.post(url)
 return

GPIO.setmode(GPIO.BCM)
GPIO.setup(18, GPIO.IN, pull_up_down=GPIO.PUD_UP)

logging.basicConfig(filename='/var/log/puerta.log',format='%(asctime)s %(message)s',level=logging.DEBUG)

while True:
 input_state = GPIO.input(18)
 if input_state == False:
  logging.warning('Llamada al timbre')
  time.sleep(0.2)
  # Dar la lata por Telegram
  mensajear()
 time.sleep(0.1)

En el bucle he introducido unos retardos, uno para eliminar rebotes y el otro para dejar que la CPU de la incansable Raspberry Pi descanse. Para un procesador ni medio moderno, una décima de segundo son vacaciones.