Ya tocaba

Bueno, por fin me he decidido a tirar a la basura mi vieja web, tras cinco años de no hacerle más caso que para recordar, mirando al suelo, que «debería» actualizarla.

He comprobado que para esto soy un bicho menos raro que lo que creía. Hay más gente que no actualiza su web por los mismos motivos de fondo: Cuando tiene ideas no tiene el ordenador delante, y cuando tiene el ordenador delante, tiene otras cosas que hacer. Casi me siento más humano tras este descubrimiento.

En fin. Intentaré escribir algo más también en comomolatodo.com, el blog que tengo a pachas con dos colegas con el mismo problema del párrafo anterior, y poco a poco irme trayendo los artículos de la vieja web. Quién sabe, quizá en otros cinco años…

 

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Vagón de frutas/pescados con garita de ATF

Pues sí, me he liado la manta a la cabezota y me he puesto a hacer un modelo en latón.

ATF, un fabricante semiartesanal de modelismo, ofrece una pequeña gama de kits de latón. He comprado el correspondiente a un vagón de RENFE de transporte de alimentos, con garita para guardafrenos.

El bastidor, en el momento de escribir esto, está más o menos completo. Faltan algunos aperos de freno (depósito, tuberías, etc), pintar y poner ruedas y enganches:

La garita está acabada, pero falta doblar y soldar, y poner las puertas y el techo, y pintarlo todo. Unas pocas tardes de domingo más; me imagino que allá por el sexto y el séptimo los haré en la misma tarde.

Por ahora, me lo estoy pasando bien. Esto no es difícil; la mayor dificultad que he encontrado han sido las magras explicaciones que vienen con el kit, lo cual es una constante en los pocos kits de latón que he conocido. Las piezas están bien hechas, el kit es muy completo y, la verdad, el creador del mismo muy paciente con las sin duda muy básicas preguntas de sus clientes.

Actualización en 2012: Hace tiempo que los terminé y me he dado cuenta de que nunca he publicado una foto de ellos terminados. Aquí va:

Jaulas de ATF pintadas

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Hymn to Red October

Lo siguiente es una traducción del «Hymn to Red October», de Basil Poledouris. Como no sé ruso, la traducción es vía inglés (esta es fácil de encontrar por la Red alante), por lo que su exactitud es cuando menos dudosa.

Encontré la letra en ruso, en caracteres latinos, aquí. La  traducción al inglés, aquí.

Holodna, hmura

Frío, vacío

I mrachna v dushe

La luz me ha dejado

Kak mog znat’ ya, shto ti umryosh’?

¿Cómo iba a saber yo que morirías?

Da svidania, bereg radnoy –

Adiós, tierra querida

Kak nam trudna predstavit’, shto eto nye son’.

Es muy duro pensar que es real, no un sueño

Rodina – dom radnoy,

Tierra natal, casa

Da svidania, rodina.

Adiós, tierra natal

I v pohod i v pohod nas volna marskaya zdyot nye dazhdyotsya.

Vámonos, vámonos, el mar nos está esperando

Nas zavut marksaya dal’ i priboy!

El gran mar nos espera, y las mareas

Salyut otsam i nashim dedam,

Saludamos a nuestros padres y antepasados

Zavyetam ih vsegda verni.

Mantenemos el pacto con el pasado

Teper’ nishto nye astanovit

Ahora nada puede parar

Pabedniy shag radnoy strain.

La marcha victoriosa de nuestra tierra

Ti plivi, plivi besstrashna

Navega, sin miedo

Gordast’ Severnih Maryey.

Orgullo de los mares del Norte

Revolyutsii nadeshda, sgustok vyeri vseh lyudey.

Esperanza de la Revolución, eres la fe de la gente

V okytabre, v okyabre,

En Octubre, en Octubre

Reportuyem mi nashi pabedi.

Informamos de nuestras victorias, nuestra Revolución

V okytabre, v okyabre,

En Octubre, en Octubre

noviy mir dali nam nashi dedi.

y de la herencia que nos habéis dejado

 

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Las Batuecas

 

En la parte empinada de Reina Victoria, en la acera de más sombra, ve pasar el tiempo una puerta modesta y pasada de moda, con la única compañía de unas ventanas que exhiben modestamente un menú.

 

Tal es la entrada a un restaurante magnífico en su sencillez. Sillas de madera de las de antes y manteles de hilo para un sitio tranquilo, en que se comen cosas sencillas, pero de calidad, y que se llena los más de los días.

 

Todo está bueno en este tranquilo lugar, en que los platos no tienen más secreto que buena materia prima y buena elaboración, sin grandes innovaciones; haciendo bueno lo que siempre lo ha sido.

Reina Victoria, 17. Tel. 915540452

 

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Dexterity en el Altxerri

 

Cuando ya creía que había comprado mi último CD, obnubilado por las maravillas del iTunes Store, en el que se pueden comprar a golpe de ratón y por un precio irrisorio las canciones que a uno le da la real gana sin cargar con todo un álbum que puede quererse o no, me encuentro con esta pequeña joya que vende la empresa ilerdense Satchmo y que ha «masterizado» (ya me disculparán, señores de la Academia e hispanoablantes en general) el colega Borja allá en su estudio de Bilbao. Para quien guste del jazz, y en especial de ese sonido tan irrepetible que tienen las sesiones de jazz en un local, de noche y con buenos músicos, esto es de lo más parecido a ello que se puede llevar en el coche.

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Realmente, al escuchar pequeñas joyas como ésta (grabada y masterizada en España, curiosamente, y muy bien hechas ambas cosas), uno se pregunta cómo puede estar en crisis la industria discográfica… Y se responde a sí mismo seguidamente, claro. ¿Cuántos discos no ya buenos, como éste, sino meramente presentables, pueden adquirirse por 9 euros?.

Estos tipos no van a La Moncloa en un autobús a hacer una pantomima absurda, y si no fuera obligatorio (ahí es nada: Una entidad privada recaudando impuestos), tampoco pagarían a la SGAE, que Dios confunda. Se lo pasan bien tocando y sacando su disco, se ganan la vida con ello y los que les escuchamos compartimos brevemente esa sensación de placidez mental, ese mecerse con las olas, o como quiera cada uno describir la indescriptible sensación de escuchar buena música. Dicen los abogados que toda compra es un contrato; yo considero su parte cumplida a entera satisfacción.

 

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Volando el Dimona en Ocaña

A principios de Agosto de 2.006, me dio por acercarme por Ocaña y preguntar si había motoveleros volables. No había volado ninguno desde que retiraron los veteranos RF-4 «Serranía» (diseño de René Fournier fabricados bajo licencia por Aeronáutica de Jaén). Comparado con éstos, el Dimona es un prodigio de la tecnología: No hay que aflojar el arnés para llegar a los mandos, ningún mando hace callo, y no hay que acordarse de poner y quitar pinchitos en la rueda de cola para ir a volar. Es mucho más rápido (150 km/h de crucero económico) y planea mejor.{mosimage}

En fin. Tras un breve calentamiento en la pista, nos fuimos a dar una vuelta por La Mancha. Arrancar y parar el motor del Dimona es facilito, y la hélice se puede poner en bandera. Esto lo convierte en un planeador bastante razonable, sobre todo teniendo en cuenta lo que puede llegar a volar con motor (más de 1.000 km a 150 km/h, con una temperatura otoñal). El vario del Dimona que Senasa tiene vivo no pita, así que hay que estar con un ojo en él para centrar térmicas. Un buen ejercicio, sobre todo para uno que hacía un año que no volaba.

El tiempo pasa volando cuando uno está entretenido en estas cosas, y para cuando nos dimos cuenta llevábamos una hora y pico en el aire. Solamente en un momento durante el vuelo recordé sacar el móvil y echar una foto al azar, teniendo la suerte que se puede ver al lado de este párrafo. {mosimage}

Teniendo motor que gastar, decidí ir a dar una vuelta por la vía del Ave y contemplar desde el aire algunas instalaciones ferroviarias. Como en una ocasión anterior, apareció en aquello un Ave por allí y, por mucho motor que gasté, se perdió en el horizonte sin que pudiera siquiera acercarme. Realmente, esto es un ejercicio de romanticismo ignorando las leyes de la física: Dimona, crucero máximo 190 km/h, velocidad nunca exceder 270; Ave de Alstom, velocidad de crucero 300 km/h.

Por otra parte, aterrizar un Dimona con viento cruzado es un suicidio. La poco dócil rueda trasera, junto con el robusto tren principal de dos pedazo ruedas, manda tan pronto se posa en el suelo. Es menester poner los tres puntos en el eje de la pista, o el avión se va hacia donde esté apuntando más rápido de lo que se tarda en contarlo. Tomamos con solamente unos nuditos de viento del Norte, y poco nos faltó para asustarnos. No tanto, hay que decir, como cuando en mi primera toma en el RF-4 saltó el remaldito pito de la pérdida, obviamente en el momento crítico; casi dejo imborrable recuerdo de mi impresión en el asiento, pero me contuve a tiempo en ambas ocasiones.

En fin, querido lector, que si algún día te aburres en casa, acércate por Ocaña y pide que te den una vuelta en el Dimona. Es mucho menos deportivo que un velero, que sigo prefiriendo a día de hoy, pero tiene la ventaja de que se puede ir lejos sin arriesgarse a aterrizar en un sembrao y que le recojan a uno deshidratado y maldiciendo su estrella.

El aeródromo de Ocaña está en el km 64 de la carretera de Andalucía, teléfono 925130769.

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Sayat Nova

Un restaurante original y cuidado, que sirve una comida exótica agradable a paladares sin grandes prejuicios. Así es Sayat Nova, un restaurante que lleva toda la vida en la calle Costa Rica sirviendo a precios razonables su estupenda cocina armenia.

En Sayat Nova es recomendable acompañar sus platos, que al no iniciado parecerán una mezcla entre árabes y orientales (véase Armenia en un mapamundi para comprender la razón), con bebidas igualmente típicas. Resulta interesante comprobar cómo armoniza la degustación de sus platos de interesantes sabores con su típico yogurt fluído, por raro que suene antes de probarlo. Puede cenarse muy bien en Sayat Nova por un coste de alrededor de los 20 euros por comensal, y hay que pedir por la columna derecha para gastar más de 30. Sayat Nova está en Costa Rica, 13. Teléfono 913508755.

 

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La Recoleta

De entre muchos restaurantes céntricos de Madrid capaces de despachar buena carne, La Recoleta destaca no tanto por la muy estimable calidad de la suya, como por una relación calidad/precio que destaca incluso teniendo por vecino al venerable Cuarto y Mitad. Ofrece este lugar un entorno agradable para comer o cenar, con menús del día a un precio no popular, pero razonable. La estrella, el chuletón con braserillo de carbón en la mesa. En la factura, adjuntan el ticket con la pesada de la carne. Medio kilo por barba es suficiente para salir rodando, y el coste de semejante ración queda por debajo de los veinte euros que, añadidos a unos entrantes, vino y café, raramente suman más de treinta y cinco euros por comensal. La decoración es agradable, el servicio atento, y dispone de un aparcacoches que personalmente no utilizo, prefiriendo el cercano aparcamiento Vinci. La Recoleta está en el 49 de Alberto Alcocer, casi enfrente de Gerardo, y al lado de una muy estimable tienda de vinos y manjares. Teléfono 913506338.

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