Cambio al tipo 1

Se suele decir que existen tres tipos de moteros:

  • Los que, en algún momento, se han pegado una buena leche.
  • Los que, en algún momento, se la van a pegar.
  • Los que, en este preciso momento, se la están pegando.

El viernes 12 de Agosto de 2011, pasé al primer tipo, rompiéndome un hueso por primera vez en mi existencia. Fue en una rotonda de Pozuelo mal hecha (contraperaltada) que tenía tierra y justo cuando acababa de caer un chaparroncillo. Cuando me quise dar cuenta de lo que pasaba, ya estaba en el suelo.

Me atendieron dos simpáticos colegas moteros, pareja ellos, que pasaban por allí. Iban en camiseta de tirantes y me pareció que mis no triviales daños llevando ropa y guantes de motero en una caída de no mucha importancia les debió dar que pensar. Fueron muy amables y llamaron a emergencias para que vinieran a parchearme un poco.

Aparecieron en menos de lo que se tarda en contarlo una ambulancia de protección civil (por cierto, diagnóstico erróneo, jovencito: Sí que tenía un hueso roto, y además el típico) y la policía local, que hizo sus comprobaciones de rigor.

La moto, siendo alemana, no sufrió grandes daños. Aunque, no estando preparada para caerse, se dobló el pedal del cambio y se atascó. Como no me apetecía ponerme a llevar la moto y ver si la podía arreglar en casa, burguesamente llamé a BMW y se la llevaron al taller.

Y aquí estoy, haciendo la tonelada y media de papeles que hay que hacer cuando uno se la pega. Esta mañana llamé a mi mutua (Ibermutuamur) para preguntar si se los podía mandar por correo electrónico y me respondieron que sí tienen correo electrónico… Pero como no tengo ningún «tramitador» (sic) asignado, que no me pueden dar ninguno; que se los envíe por fax o por correo ordinario. Me pregunto si le dijeron lo mismo a aquel (¿Felipe II? ¿Carlos III?) que se despachó con un «no quiero en mis ejércitos gitanos, murcianos ni gentes de mal vivir».

 

.